Amor verdadero

Un hombre bastante viejo buscó una clínica para que le curaran su mano herida, manifestando mucho apuro porque estaba atrasado para un compromiso. Mientras era tratado, el joven médico quiso saber el motivo de su prisa, y él dijo que necesitaba ir a un asilo de ancianos a tomar el café de la mañana con su esposa que estaba internada allá hacía bastante tiempo.

Su esposa sufría del mal de “Alzeimer” en estado bastante avanzado ...

Mientras terminaba el vendaje, el médico le preguntó si ella se preocuparía por el hecho de que él llegara con retraso. - “NO.. Dijo él. Ella ya no sabe quién soy yo. Hace casi cinco años ella no me reconoce...”

Intrigado el médico le pregunta : - “Pero, si ella ya no sabe quién es Ud. , por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas ?” El viejo sonrió, dió una palmadita en la mano del médico y dijo: - “Es verdad ... Ella no sabe quién soy yo, pero yo se muy bien QUIÉN ES ELLA...

“ Mientras el viejo salía apurado, el jóven médico sonreía emocionado y pensaba : “ Esta es la calidad de amor que me gustaría tener en la vida.”

 El apóstol Pablo nos representa lo que es el verdadero amor en el capítulo 13 de la primera carta a los Corintios, pero el mundo ha querido distorsionarlo. El amor no son las emociones ni se reduce a lo físico, no es solo deseos, ni solo anhelos, ni solo compañía; es la aceptación total de la persona, como un todo, no solamente partes de la misma, es una decisión que necesita alimentarse diariamente. Nuestra naturaleza humana necesita ser atendida continuamente para poder ser generosos en dádivas, para poder compartir y poder recibir amor verdadero, que solo Dios nos puede dar. Amar es aceptar lo que el otro fue, aceptar lo que el otro es, aceptar lo que el otro ya no es y aceptar lo que el otro será.

1 Corintios 13:3-8
"Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá”.

Pidamos al Dios de amor que nos dé amor, en especial para estas fechas que celebramos la encarnación (nacimiento) de Jesucristo, y que a través del amor que Él nos da, demos a conocer el amor que quiere dar.