La unidad es más que una clave a la paz interior. Es también un elemento esencial de su testimonio cristiano. Cuando la paz y la unidad caracterizan sus relaciones con otras personas, usted muestra que Dios está presente en su vida. Lo inverso es también verdad, cuando su vida está llena de conflictos sin resolver, usted tendrá muy poca posibilidad de compartir las Buenas Nuevas acerca de Jesucristo. Alguien dijo alguna vez que el mensajero es el mensaje.
Una de las más enfáticas declaraciones acerca de la paz y la unidad en la Biblia se halla en la oración que Cristo hiciera poco antes de ser arrestado y crucificado. Después de orar por sí mismo y por la unidad de sus discípulos, Cristo oró por todos aquellos que algún día creerían en Él. Estas palabras se aplican directamente a cada uno de nosotros el día de hoy:
"No ruego solo por éstos. Ruego también por los que han de creer en mí por el mensaje de ellos, para que todos sean uno. Padre, así como tu estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tu me has enviado. Yo les he dado la gloria que mediste, para que sean uno, así como nosotros somos uno: yo en ellos y tu en mí. Permite que alcancen la perfección en la unidad, y así el mundo reconozca que tu me enviaste y que los has amado a ellos tal como me has amado a mí"
Juan 17:20-23 NVI
Cristo oró estas palabras durante las oras finales de su vida, conforme la muerte se acercaba, se centró en un único concepto que sabía habría de ser de suma importancia para todos aquellos que creerían en Él. Cristo no oró para que sus seguidores fueran siempre felices, que nunca sufrieran, o que sus derechos fueran siempre defendidos, lo que hizo fue orar para que sus seguidores pudieran vivir en paz los unos con los otros. Esto era tan importante para Él que ató su buena reputación y la credibilidad de su mensaje a cuan bien sus seguidores mostraran su unidad y unicidad. Lea nuevamente el pasaje y piense cuan importante es la unidad para Cristo, ¿lo es igualmente para usted?
Palabras similares encontramos en Juan 13:34-35 donde dice a sus discípulos que su testimonio público estaría muy intimamente ligado con la manera en que ellos se trataran unos a otros: "Un mandamiento nuevo os doy: que os ameis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros". El amor que Cristo manda mostrar el uno al otro tiene muy poco que hacer con cálidos sentimientos, nos ordena mostrar amor aún cuando eso sea lo último que queremos hacer por no ser merecido.
En el Sermón del Monte la paz y la unidad ocupa una importante parte, "Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios" (Mateo 5:9) Los pacificadores poseen un poderoso testimonio a aquellos que observan sus esfuerzos. El mundo está tan saturado de conflictos que aún los impíos reconocen que Dios mismo está obrando en aquellos que hacen la paz.
Una de las más enfáticas declaraciones acerca de la paz y la unidad en la Biblia se halla en la oración que Cristo hiciera poco antes de ser arrestado y crucificado. Después de orar por sí mismo y por la unidad de sus discípulos, Cristo oró por todos aquellos que algún día creerían en Él. Estas palabras se aplican directamente a cada uno de nosotros el día de hoy:
"No ruego solo por éstos. Ruego también por los que han de creer en mí por el mensaje de ellos, para que todos sean uno. Padre, así como tu estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tu me has enviado. Yo les he dado la gloria que mediste, para que sean uno, así como nosotros somos uno: yo en ellos y tu en mí. Permite que alcancen la perfección en la unidad, y así el mundo reconozca que tu me enviaste y que los has amado a ellos tal como me has amado a mí"
Juan 17:20-23 NVI
Cristo oró estas palabras durante las oras finales de su vida, conforme la muerte se acercaba, se centró en un único concepto que sabía habría de ser de suma importancia para todos aquellos que creerían en Él. Cristo no oró para que sus seguidores fueran siempre felices, que nunca sufrieran, o que sus derechos fueran siempre defendidos, lo que hizo fue orar para que sus seguidores pudieran vivir en paz los unos con los otros. Esto era tan importante para Él que ató su buena reputación y la credibilidad de su mensaje a cuan bien sus seguidores mostraran su unidad y unicidad. Lea nuevamente el pasaje y piense cuan importante es la unidad para Cristo, ¿lo es igualmente para usted?
Palabras similares encontramos en Juan 13:34-35 donde dice a sus discípulos que su testimonio público estaría muy intimamente ligado con la manera en que ellos se trataran unos a otros: "Un mandamiento nuevo os doy: que os ameis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros". El amor que Cristo manda mostrar el uno al otro tiene muy poco que hacer con cálidos sentimientos, nos ordena mostrar amor aún cuando eso sea lo último que queremos hacer por no ser merecido.
En el Sermón del Monte la paz y la unidad ocupa una importante parte, "Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios" (Mateo 5:9) Los pacificadores poseen un poderoso testimonio a aquellos que observan sus esfuerzos. El mundo está tan saturado de conflictos que aún los impíos reconocen que Dios mismo está obrando en aquellos que hacen la paz.