Créalo, los problemas causados por el dinero están entre los primeros que destruyen la armonía y felicidad familiar, está entre la causas principales de desavenencias y rupturas familiares, entonces está la cuestión del enfoque y administración del dinero. Prestarle, pues, la debida atención a este aspecto importante de la vida humana nos evitará tensiones, lágrimas y disgustos innecesarios
La consecuencia terrible para millones de familias ha sido, y sigue siendo, que la mayoría de los productos básicos que se precisan para vivir resultan cada día más caros y difíciles de alcanzar. Prácticamente somos hoy en general más pobres que hace unos años, porque, proporcionalmente, aunque ganemos hoy más dinero que ayer, podemos comprar menos cosas que comprábamos en el pasado. Como dicen nuestras gentes con su sabiduría popular:
“Ayer íbamos al mercado con el dinero en el monedero y nos traíamos la compra en la bolsa, hoy vamos con el dinero en la bolsa y nos traemos la compra en el monedero.”
Si los cristianos no pagamos nuestras deudas o no administramos bien nuestro dinero, o estamos en pleito permanente por su causa, nadie va a creer en la presencia en nuestras vidas del Padre, en el poder salvador de Cristo ni en el gozo y amor del Espíritu Santo.
Lea las siguientes preguntas y responda SÍ o NO a cada una de ellas con sinceridad. Nadie va a conocer los resultados, sólo usted y su conciencia. Las respuestas le ayudarán a determinar si está metido en problemas y si necesita hacer algo para mejorar su situación.
1. ¿Discute usted y tiene tensiones con su cónyuge por causa del dinero?
2. ¿Se le acaba el dinero antes de recibir la siguiente paga y no sabe a dónde le fue?
3. ¿Está jugando con los pagos y los acreedores, entreteniendo a unos para
pagar a otros?
4. ¿Está recibiendo avisos de pagos por estar sin atender sus cuentas de crédito?
5. ¿Piensa que el culpable de todo es su cónyuge?
6. ¿Compra compulsivamente con frecuencia?
7. ¿Le parece un sueño lejano e imposible eso de tener una cuenta de ahorros
aunque sea pequeña?
8. ¿Carece de un fondo para emergencias?
9. ¿Nadie de su familia sabe dónde guarda los documentos importantes que
afectan a todos?
Si su respuesta es SÍ a algunas de las preguntas formuladas, sepa que está metido en problemas y sepa que le conviene sentarse, reflexionar seriamente descubrir cuanto antes qué está fallando en su sistema de administración.
Oscar Wilde escribió: “Cuando era joven pensaba que el dinero era lo más importante en la vida, ahora que soy viejo sé que lo es”. En la Biblia encontramos: El amor al dinero es raíz de toda clase de males. (1 Timoteo 6:10).
Las frases citadas presentan maneras distintas de pensar en relación con el dinero. Revelan actitudes. ¿Cuál de ellas expresa mejor su propia manera de pensar respecto al dinero? La primera, atribuida a un reconocido escritor, representa posiciones que probablemente usted pensará son equivocadas; coincidimos pues, sin duda alguna, en que el dinero no tiene la importancia que la citada frase quiere atribuirle.
La segunda frase, procedente de la Biblia, es la que realmente da en el clavo, pues es el “amor al dinero” lo que constituye la raíz de muchos de nuestros problemas en la tierra. El dinero, moralmente hablando, no es bueno ni malo, es neutro. Es un instrumento de relación humana y es sólo nuestra actitud en relación con el dinero y su uso lo que puede calificarse de moralmente bueno o malo. Sin embargo, como bien decía Santiago Moffatt: “La forma en que un hombre se relaciona con el dinero, cómo lo consigue y cómo lo usa, es la prueba decisiva de su carácter”.
La Biblia nos centra aún más en la posición correcta en relación con el dinero al decirnos enfáticamente:
El que ama el dinero, siempre quiere más; el que ama las riquezas nunca cree tener bastante. Esto es también vana ilusión, porque mientras más tiene, más se gasta. (Eclesiatés. 5:10, 11)
¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde la vida? ¿Cuánto podrá pagar el hombre por su vida?” (Mateo. 16:26)