En el palacio real de Teherán, en Irán, puede verse uno de los más hermoso trabajos en mosaico del mundo. Los techos y paredes resplandecen como diamantes en reflejos multifacéticos.
Originalmente, cuando fue diseñado, el arquitecto hizo colocar grandes paneles de espejos en las paredes. Cuando llegó el primer embarque desde París, encontraron horrorizados que los espejos estaban rotos. El contratista los tiró a la basura y le llevó las tristes nuevas al arquitecto. De forma sorprendente, el arquitecto ordenó que se recogiesen todos los trozos rotos, los rompió en pequeños pedazos y los pegó en las paredes para convertirlas en un mosaico de plateados, brillantes, espejados trozos de vidrio.
¡Quebrarse para embellecerse! Es posible convertir sus cicatrices en estrellas. Es posible mejorar a causa del quebranto. Es extremadamente raro encontrar en los grandes museos del mundo objetos antiguos que no estén rotos. En realidad, algunas de las piezas más preciadas del mundo son sólo fragmentos que permanecen como un sagrado recuerdo de un glorioso pasado.
Nunca debemos subestimar el poder de Dios para reparar y restaurar.
Salmos 147: 3
Él sana a los de roto corazón, y venda sus heridas.
El Salmo 103 es un hermoso pasaje para meditar en esto:
Bendice, alma mía, a Jehová,
Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová,
Y no olvides ninguno de sus beneficios. El es quien perdona todas tus iniquidades,
El que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida,
El que te corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca
De modo que te rejuvenezcas como el águila. Jehová es el que hace justicia
Y derecho a todos los que padecen violencia. Sus caminos notificó a Moisés,
Y a los hijos de Israel sus obras. Misericordioso y clemente es Jehová;
Lento para la ira, y grande en misericordia. No contenderá para siempre,
Ni para siempre guardará el enojo. No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades,
Ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. Porque como la altura de los cielos sobre la tierra,
Engrandeció su misericordia sobre los que le temen. Cuanto está lejos el oriente del occidente,
Hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones. Como el padre se compadece de los hijos,
Se compadece Jehová de los que le temen. Porque él conoce nuestra condición;
Se acuerda de que somos polvo. El hombre, como la hierba son sus días;
Florece como la flor del campo, Que pasó el viento por ella, y pereció,
Y su lugar no la conocerá más. Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen,
Y su justicia sobre los hijos de los hijos; Sobre los que guardan su pacto,
Y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra. Jehová estableció en los cielos su trono,
Y su reino domina sobre todos. Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles,
Poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra,
Obedeciendo a la voz de su precepto. Bendecid a Jehová, vosotros todos sus ejércitos,
Ministros suyos, que hacéis su voluntad. Bendecid a Jehová, vosotras todas sus obras,
En todos los lugares de su señorío.
Bendice, alma mía, a Jehová.
Salmo 103:1-22 RV60