El libro de Mateo es el único que menciona la estrella de Belén que guió a los magos hasta el pesebre de Jesús.
La razón que alegan para su venida es para adorar al nacido Rey de los judíos, pues han visto “su estrella” en Oriente. En el mundo de la astrología los hombres se consideraban regidos por los astros. En la antigüedad estaba difundida la creencia de que el nacimiento de los hombres principales iba precedido de un signo celeste.
Varias fueron las teorías propuestas sobre esta estrella que vieron los Magos. Kepler, en 1603, sostuvo que esta estrella no fue otra cosa que la “conjunción” de los planetas Júpiter con Saturno el 21 de mayo del 747 de Roma, tres años antes de la muerte de Herodes. Orígenes proponía que se trataba de un cometa. Casualmente, el nacimiento de Mitrídates y Augusto fue precedido por la aparición de un cometa.
Todas estas interpretaciones están al margen del texto, el evangelista presenta esta estrella con un carácter sobrenatural. Pues se les aparece y desaparece; les va guiando y camina delante de ellos; llegada sobre el lugar donde estaba el Niño, se paró. Su semejanza puede encontrarse en lo que se lee en el éxodo: que “una columna de fuego, en la noche, iba delante de ellos” en el camino de Israel por el desierto (Exo_13:21).
El que los Magos conocieran que aquella estrella anunciaba el nacimiento del “Rey de los judíos,” además de la ilustración y moción sobrenaturales que había que suponer, se realizó por algo que estaba en el ambiente. Era entonces esperado el Mesías, expectación que difundieron los judíos en su cautividad de Babilonia y en la Diáspora, y que reflejan los evangelios en la predicación del Bautista y los escritos de Qumrán y Flavio Josefo. Hasta en el mundo pagano había trascendido. Suetonio escribe: “Era una antigua y firme creencia difundida por todo el Oriente que el imperio del mundo lo alcanzaría hacia esta época un hombre salido de Judea.”
Así como en ese tiempo era conocido y esperado el Mesías, así también en estos tiempos es esperado un Mesías. Los cristianos estamos esperando el regreso de Jesús, ese día en el que veremos su gloria, pero el mundo también está demandando justicia y la llegada de un Salvador. Los cristianos en esa época se encargaron de difundir la noticia de su llegada, así como nos corresponde a los cristianos de esta época el anunciar el evangelio.
Esta época de navidad es ideal para recordarle al mundo que hace más de dos mil años se cumplió la profecía de la llegada de un Salvador. Esta época es propicia para dar a conocer el verdadero sentido de la navidad, el recordar que Jesús se encarnó, la promesa materializada, murió, resucitó y volverá, donde se juzgará a vivos y muertos. Si la corriente comercial está apuntando a que estas fechas son unas "fiestas", los que creemos en Jesús y le hemos aceptado como Señor y Salvador podemos hacer la diferencia, y llevar esperanza en medio de un mundo confundido y perdido.
Hoy empieza el cambio, con la actitud que cada cristiano tome, con el sentido que le dé a la navidad. Recobremos el verdadero sentido de celebrar la navidad, démosle a conocer al mundo que no se trata de regalos y días libres, sino de esperanza, amor y Salvación.
La razón que alegan para su venida es para adorar al nacido Rey de los judíos, pues han visto “su estrella” en Oriente. En el mundo de la astrología los hombres se consideraban regidos por los astros. En la antigüedad estaba difundida la creencia de que el nacimiento de los hombres principales iba precedido de un signo celeste.
Varias fueron las teorías propuestas sobre esta estrella que vieron los Magos. Kepler, en 1603, sostuvo que esta estrella no fue otra cosa que la “conjunción” de los planetas Júpiter con Saturno el 21 de mayo del 747 de Roma, tres años antes de la muerte de Herodes. Orígenes proponía que se trataba de un cometa. Casualmente, el nacimiento de Mitrídates y Augusto fue precedido por la aparición de un cometa.
Todas estas interpretaciones están al margen del texto, el evangelista presenta esta estrella con un carácter sobrenatural. Pues se les aparece y desaparece; les va guiando y camina delante de ellos; llegada sobre el lugar donde estaba el Niño, se paró. Su semejanza puede encontrarse en lo que se lee en el éxodo: que “una columna de fuego, en la noche, iba delante de ellos” en el camino de Israel por el desierto (Exo_13:21).
El que los Magos conocieran que aquella estrella anunciaba el nacimiento del “Rey de los judíos,” además de la ilustración y moción sobrenaturales que había que suponer, se realizó por algo que estaba en el ambiente. Era entonces esperado el Mesías, expectación que difundieron los judíos en su cautividad de Babilonia y en la Diáspora, y que reflejan los evangelios en la predicación del Bautista y los escritos de Qumrán y Flavio Josefo. Hasta en el mundo pagano había trascendido. Suetonio escribe: “Era una antigua y firme creencia difundida por todo el Oriente que el imperio del mundo lo alcanzaría hacia esta época un hombre salido de Judea.”
Así como en ese tiempo era conocido y esperado el Mesías, así también en estos tiempos es esperado un Mesías. Los cristianos estamos esperando el regreso de Jesús, ese día en el que veremos su gloria, pero el mundo también está demandando justicia y la llegada de un Salvador. Los cristianos en esa época se encargaron de difundir la noticia de su llegada, así como nos corresponde a los cristianos de esta época el anunciar el evangelio.
Esta época de navidad es ideal para recordarle al mundo que hace más de dos mil años se cumplió la profecía de la llegada de un Salvador. Esta época es propicia para dar a conocer el verdadero sentido de la navidad, el recordar que Jesús se encarnó, la promesa materializada, murió, resucitó y volverá, donde se juzgará a vivos y muertos. Si la corriente comercial está apuntando a que estas fechas son unas "fiestas", los que creemos en Jesús y le hemos aceptado como Señor y Salvador podemos hacer la diferencia, y llevar esperanza en medio de un mundo confundido y perdido.
Hoy empieza el cambio, con la actitud que cada cristiano tome, con el sentido que le dé a la navidad. Recobremos el verdadero sentido de celebrar la navidad, démosle a conocer al mundo que no se trata de regalos y días libres, sino de esperanza, amor y Salvación.