Remedio para el afán


Qué es el afán? El diccionario lo define como entregarse al trabajo con solicitud congojosa, hacer diligencias con vehemente anhelo para conseguir algo, trabajar corporalmente, como los jornaleros, trabajarle a alguien, traerle apurado. Entonces el afán nos mete en lograr algo con un alto costo de esfuerzo, sin poder mirar nada más, ni siquiera de las consecuencias que nos puede traer ese afán. Es como poner la mirada en algo y no importar lo que se tenga que hacer por conseguirlo, que de seguro acabará con nuestras fuerzas, y quedaremos agotados de cansancio.
La Biblia nos menciona una larga lista de pasajes que nos advierten del afán, pero también lo hace con advertencias para no caer en el. Así que acá les dejo el remedio para el afán que nos da la Palabra de Dios:
Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará. Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; no dejará caído para siempre al justo. Encomienda a Jehová tus obras, y tus pensamientos serán afirmados. Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde, y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.
Mirad las aves del cielo, que no siembran ni siegan, ni recogen en graneros, y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?, ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aún Salomón con toda su gloria se vistió así como ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?
No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas, pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán. Basta a cada día su propio afán.
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora, porque él dijo: no te desampararé, ni te dejaré. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.

Salmo 37:5; Sal 55:22; Pr 16:3; Jer 17:7-8; Mt 6:26-34; Lc 12:22-32; Flp 4:6-7; Heb 13:5; 1Pe 5:6-7.