Como seguidores de Cristo, ¿es nuestra prioridad trabajar para rescatar a personas que aún no le conocen?. Hay por lo menos tres respuestas que podemos dar a esta pregunta.
1. La salvación espiritual es más importante que cualquier otro tipo de restauración. Nada en el mundo se le puede comparar, ya que sin la salvación dada a través de Jesucristo estaríamos en total separación de Dios. Jesús dijo:
"¿De que sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida?. ¿O qué se puede dar a cambio de la vida? Si alguien se averguenza de mi y de mis palabras en medio de ésta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles" (Marcos 8:36-38)
Tenemos que entender que lo que estamos arriesgando es la eternidad, y la vida presente. La vida viene por medio de Jesús, Él dijo a sus discípulos "Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mí" (Juan 14:6). La vida eterna viene de conocer a Jesús y a su Padre, que regalo tan asombroso. La salvación espiritual es mucho más que un tiquete al cielo.
2. Jesús ministró de acuerdo a cada contexto, siendo sensible a la voluntad del Padre. Algunas veces ministró a las necesidades espirituales primero, como en el caso de la sanidad del hombre paralítico. Él siempre estuvo interesado en las necesidades espirituales de las personas, sin embargo, no siempre ministró a éstas necesidades de primero, como cuando sanó a los diez leprosos, no lo vemos tratar con las necesidades espirituales de los nueve que no regresaron, sino sólo con el que regresó y cayó a sus pies.
Hay otros contextos en los cuales Jesús ministró a las necesidades físicas o sociales antes de tratar la necesidad espiritual, resucitó al hijo de la viuda (Lucas 7:11-17), calmó una tormenta (Lucas 8:22-25), alimentó a cinco mil (Lucas 9:10-17) y sanó a un inválido en el estanque de Betseda (juan 5:1-15), entre otros.
3. Frecuentemente el servicio es la manera más efectiva para ministrar a las necesidades espirituales. Las personas que se resisten a la palabra hablada, por lo general son receptivas al ver expresiones del amor de Dios. Jesús conocía este principio y lo utilizó para ministrar las necesidades que su Padre le mostraba y que abrirían el corazón de las personas.
¿Hay alguna prioridad para el ministerio? En términos eternos, sí. El ministerio espiritual tiene la prioridad. Sin embargo, la forma en que ministramos depende del contexto al que Dios nos envía, y nuestra sensibilidad al Espíritu Santo. En todo momento, es importante mantener en mente que nuestro Dios tiene una gran agenda.
Así que, sí hay prioridad en el servicio a Dios, y es ser sensible a las necesidades de los demás, tanto las espirituales como las físicas. Ambas están entrelasadas, y si bien no podemos decir que una depende de la otra, debemos reconocer que buscamos una mejor vida, la eterna prometida y la actual, mientras el tiempo se cumple.
1. La salvación espiritual es más importante que cualquier otro tipo de restauración. Nada en el mundo se le puede comparar, ya que sin la salvación dada a través de Jesucristo estaríamos en total separación de Dios. Jesús dijo:
"¿De que sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida?. ¿O qué se puede dar a cambio de la vida? Si alguien se averguenza de mi y de mis palabras en medio de ésta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles" (Marcos 8:36-38)
Tenemos que entender que lo que estamos arriesgando es la eternidad, y la vida presente. La vida viene por medio de Jesús, Él dijo a sus discípulos "Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mí" (Juan 14:6). La vida eterna viene de conocer a Jesús y a su Padre, que regalo tan asombroso. La salvación espiritual es mucho más que un tiquete al cielo.
2. Jesús ministró de acuerdo a cada contexto, siendo sensible a la voluntad del Padre. Algunas veces ministró a las necesidades espirituales primero, como en el caso de la sanidad del hombre paralítico. Él siempre estuvo interesado en las necesidades espirituales de las personas, sin embargo, no siempre ministró a éstas necesidades de primero, como cuando sanó a los diez leprosos, no lo vemos tratar con las necesidades espirituales de los nueve que no regresaron, sino sólo con el que regresó y cayó a sus pies.
Hay otros contextos en los cuales Jesús ministró a las necesidades físicas o sociales antes de tratar la necesidad espiritual, resucitó al hijo de la viuda (Lucas 7:11-17), calmó una tormenta (Lucas 8:22-25), alimentó a cinco mil (Lucas 9:10-17) y sanó a un inválido en el estanque de Betseda (juan 5:1-15), entre otros.
3. Frecuentemente el servicio es la manera más efectiva para ministrar a las necesidades espirituales. Las personas que se resisten a la palabra hablada, por lo general son receptivas al ver expresiones del amor de Dios. Jesús conocía este principio y lo utilizó para ministrar las necesidades que su Padre le mostraba y que abrirían el corazón de las personas.
¿Hay alguna prioridad para el ministerio? En términos eternos, sí. El ministerio espiritual tiene la prioridad. Sin embargo, la forma en que ministramos depende del contexto al que Dios nos envía, y nuestra sensibilidad al Espíritu Santo. En todo momento, es importante mantener en mente que nuestro Dios tiene una gran agenda.
Así que, sí hay prioridad en el servicio a Dios, y es ser sensible a las necesidades de los demás, tanto las espirituales como las físicas. Ambas están entrelasadas, y si bien no podemos decir que una depende de la otra, debemos reconocer que buscamos una mejor vida, la eterna prometida y la actual, mientras el tiempo se cumple.